…y el cielo se abrió en Rosario.

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Cuando las nubes sabatinas presagiaban un día desapacible, alguien o algo, dio vuelta la situación. Creo que tanto trabajo, tanto esfuerzo, tantos dolores de cabeza por los que tuvieron que pasar los organizadores, generaron una fuerza tal, que hasta el mal tiempo corrieron, y a partir de ahí, fue todo fiesta, alegría, amistad, camaradería, respeto y admiración hacia los Veteranos de Malvinas, que dieron a la fiesta el toque de sentimiento patrio que nunca debemos olvidar.

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